* Narcotráfico empoderado, un país más violento, desaparecidos, ranchos de exterminio, corrupción y hasta un exfutbolista encumbrado, son tan solo una parte de la herencia maldita.

Por Alfredo Soberanes

La herencia maldita de personas desaparecidas en México, es una clara consecuencia de la estrategia fallida e irresponsable implementada durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, llamada “abrazos no balazos”, que no solo desató una violencia incontrolable en el país, sino que empoderó al narcotráfico. Existen cerca de 130 mil personas desaparecidas en México, y de éstas, casi la mitad se dieron durante el sexenio de López Obrador.  

En una muestra de valentía, amor, ímpetu, y ante la negación, ineficiencia e ineficacia del oficialismo, las denominadas madres buscadoras, no solo han exhibido las deficiencias y la falta de voluntad del gobierno, sino que han fungido como detectives, rastreadoras, forenses y exhumadoras, tras los hallazgos de fosas clandestinas en diferentes partes del país. Las madres buscadoras le están haciendo el trabajo a las autoridades, y al parecer eso les molesta en demasía.    

Empero, ante la negación, indiferencia o simplemente estupidez del Estado, recientemente los colectivos de búsqueda, acudieron al Senado de la República, para clausurar simbólicamente el recinto, esto, ante la negación de la existencia de desapariciones forzadas en el país, por parte del presidente de la Mesa Directiva del Senado, Gerardo Fernández Noroña, a quien le exigieron una disculpa pública, por sus tantos y tontos comentarios sobre el tema, y principalmente ante el hallazgo de restos en el rancho Izaguirre en Teuchitlán, Jalisco, que es otra de las herencias malditas de la administración de Andrés Manuel. 

Narcotráfico empoderado, un país más violento, desaparecidos, ranchos de exterminio, corrupción, un tren de capricho, y hasta un exfutbolista encumbrado, son tan solo una parte de la herencia maldita, en un infierno llamado el segundo pido de la 4T, con el que este gobierno tendrá que lidiar. Las facturas pasadas se están cobrando al doble, y la presidenta tiene que sortear el camino de brasas.

La herencia maldita de López Obrador, ha sido parte fundamental, para que Estados Unidos, amenace con aranceles a México y hasta con una invasión, al declarar a los cárteles de la droga como terroristas. En esa tesitura la presidenta, Claudia Sheinbaum, ha tenido que negociar y ceder para mantener el país en balance económico y la soberanía.      

Lo cierto es que, durante los primeros seis meses de gestión, la presidenta Claudia Sheinbaum, ha tenido que “limpiar” el desastre de su antecesor, que dejó al país hundido en corrupción y dominado por el narcotráfico. La presión no sólo de Estados Unidos, sino de diversos sectores políticos y sociales que mantenían un país polarizado, han hecho que el desligue Sheinbaum-López Obrador, poco a poco se esté dando. La primera presidenta de México debe marcar un precedente histórico positivo y dejar atrás a los fantasmas del poder. 

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